El montañismo es el arte de subir montañas, de acercarse a las altas cumbres de una manera racional y con un mínimo contrastado de conocimientos, que logicamente, irán aumentando con el paso de las salidas y de los años.

No se debe confundir montañismo con alpinismo, pues obviamente, no es lo mismo ascender el Puigmal (aunque sea en invierno), que "hacer" la Pared Norte del Monte Perdido, aunque esta se escale en verano.

Ser montañero no quiere decir que uno sea alpinista. Para mi la palabra montañero la definiría como "estar a mitad de camino entre el excursionismo y el alpinismo".

Sí, es cierto que hay quienes practican el montañismo por rutas normales en invierno, y que todos estos itinerarios casi nada tienen que ver con los estivales, pues la nieve y el viento pueden convertir las lomas en estrechas aristas, las vertientes de hierba en palas empinadas, y simples tochos de roca, en pasajes de terreno mixto. Es de reconocer que quien practica esta faceta es más alpinista que no montañero. Pero también los hay que escalan corredores y cascadas de hielo, aunque estas sean senzillas, o suben picos ya difíciles por sus vías normales, ya sea en verano o en invierno. A estas personas se les conoce como alpinistas, y verdaderamente son difíciles de contentar, pues siempre están pensando en la que vendrá después. Os lo dice un Guía.

El montañismo se puede practicar a pie, con crampones, con raquetas, e incluso con esquís, pero esta última faceta la dejaremos para otro día.

Cuando la nieve es dura, ascender con los crampones a cualquier pico es un verdadero placer, caminar clavando las puntas, escuchar ese rumor inconfundible de las puntas cuando se clavan en la nieve, sentir esa seguridad que dan... ¡en fin!, un placer indescriptible que se manifiesta en nuestras caras de placer.

Pero cuando la nieve es profunda, las raquetas se convierte en algo imprescindible e irrenunciable, si no queremos vernos obligados a renunciar a una ascensión porqué nos hemos cansado en ecceso. Caminar con raquetas no es difícil, pero claro está, siempre depende de la calidad de la nieve y de la pendiente. A lo largo de mis numerosas ascensiones he visto personas subir pendientes de 40º con nieve dura con raquetas. Pocas cosas son tan peligrosas como esta, pues una caída puede ser mortal. ¡¡Los crampones son para estas cosas!!

Las raquetas las dejaremos para cosas más senzillas.

Yo he sido y lo sigo siendo, excursionista, montañero, alpinista, escalador, raquetero, esquiador de montaña... Es cuestión de levantarse por la mañana, ver las sensaciones, y cuando vayamos a la montaña seremos una cosa u otra. También cuando lo pida un cliente, seremos una cosa u otra diferente.

Ser montañero es un arte hermoso y que no se puede pagar con nada. El viaje hasta lo más alto de una montaña es de lo más bonito que se puede vivir, una experiencia profunda que de bien seguro, puede llenar toda una vida.

Carles Gel (Guía de Montaña&Expediciones)
Vive en Andorra y en el Tirol del Sur